viernes, 22 de mayo de 2009


Determinantes Estructurales de la Sobreexplotación del Trabajo
Femenino en Venezuela


Durante muchos años la lucha por la igualdad de las mujeres ha dirigido sus esfuerzos en problemáticas como la participación social y la política de género. Todo ello como consecuencia del uso intensivo de la fuerza de trabajo en el mercado laboral y de las ansias por el aumento en la acumulación del capital.

El aumento en la acumulación del capital trajo consigo anomalías que con el paso del tiempo fueron afectando directamente el papel que representa la mujer en el campo laboral; la prolongación de la jornada de trabajo y la intensificación del mismo, hicieron que se arraigara la supremacía del hombre sobre la mujer y con ello se crearon desventajas no solo en la condición laboral de las mujeres (donde fue mas acentuado) sino también en plazas de empleo ofertadas, la calidad del empleo, y el poder adquisitivo tanto de hombres como mujeres.

Durante el paso del tiempo las mujeres han luchado por obtener condiciones de vida y trabajo acordes que mejoren su calidad de vida y que brinden bienestar para si mismas y para su núcleo familiar; sin embargo en Venezuela este escenario ha sido condicionado como lo menciona Barrios Leticia en su articulo: “por políticas de estabilización ortodoxas y heterodoxas” que han generado un aumento en la informalidad del trabajo (sobre todo por parte de las mujeres) con condiciones laborales precarias y jornadas de trabajo extenuantes y excesivas; aunque existían pequeños casos en donde la mujer podía laborar pero bajo remuneraciones mínimos que catalogaban al trabajo laboral de las mujeres como uno de los mas fáciles, simples y sencillos.

Es indudable que en la actualidad a través de estas luchas por la igualdad de las mujeres, se alcanzaron conquistas en el ámbito legislativo y en las políticas públicas, además del reconocimiento social sobre las desigualdades existentes.

Ahora les corresponde a las mujeres debatir temas económicos, políticos, sociales, culturales, de integración y los demás problemas estructurales de la sociedad, desde una perspectiva distinta a la tradicional; donde la misma tiene una participación protagónica; reconocida como un capital intelectual invalorable dentro de las organizaciones y pilar fundamental en el crecimiento y desarrollo de las familias. La sinergia de ello logra que la mujer se enfrente a nuevos desafíos que contribuyen a lograr el éxito dentro de las sociedades.












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